"Desventurada”


`…La principal razón tiene que ver con quién eres ahora…Los amigos de la infancia son los primeros que nos guardaron las espaldas, con los que formamos los primero equipos…Un tiempo en el que importaba cuánto eras capaz de crear y disfrutar…´ Eva María Rodríguez.

`…Un viaje a los veranos pasados que nunca vivimos pero que conocemos bien…´ Emanuel Bremermann.

"Desventurada

 No en Esencia. Sí en Sensación. Integro ese Club (el de las losers). Será por qué no nací en Össjö, Suecia, ni fui flaca, pelicorta, platinada, cantante y famosa como la Marie Fredriksson. Así será. Una es una perdedora Nata, aunque no tenga Nada que perder. Eso es. Aunque esto último para Erich Fromm es algo positivo. Tal vez deba aprender a sobreponerme a esta altura. Entonces escribiré esta aventura, la de la foto soy yo con mi bicicleta naranja Aurorita rodado 20 y estamos en el patio trasero de mi casa. Con ella daba vueltas a la manzana de mi cuadra junto a los amigos en verano (mi mamá había tomado la decisión férrea de no enviarme a una colonia de vacaciones). Con cada giro viajábamos a paisajes distintos. Selvas, montañas, desiertos. Reíamos, vociferábamos. Nos divertíamos imaginando. 

Y esto no le gustaba a mi vecina. Nos llamó la atención una vez, desde atrás de su persiana de madera entreabierta que daba a calle y fue a los gritos. El asunto era el ruido de nuestras rueditas sobre sus baldosones que no la dejaban dormir la siesta. La segunda, directamente salió de su casa y se dirigió a la comisaria 47 que quedaba a la vuelta. Nosotros intentamos seguirla, pero luego nos quedamos paralizados elucubrando qué hacer. En este punto me quedo en blanco, se me hace una laguna y hago agua. No me acuerdo si ella regreso a su casa y la vimos. O no volvió más. Lo que sé es que luego de esperar un tiempo prudencial decidimos ir a preguntarle al policía uniformado apostado en la puerta de la seccional sobre lo sucedido. Nos acercamos con nuestras bicis, las estacionamos, él era joven, delgado, y le preguntamos: - ¿Vino una señora grande a quejarse de unos chicos ruidosos? ¿Radico la denuncia policial? Él nos miró, sonrío y nos dijo: - ¡Están preparando las camitas para qué pasen la noche en el calabozo! Hizo una pausa que coincidió con el estupor de nuestras caras. Luego dijo: - ¡Es un chiste! Y rio a carcajadas. Nosotros continuamos con nuestras vueltas, y en cada pasada lo saludábamos al chistoso oficial.


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